17 marzo, 2008

Verde Esplendor

Estaba condicionada por el pasar de los días, por cada uno de ellos. su caminata se dirigía al mismo lugar, a la misma hora.Desde el desgajado peñasco su solitaria figura demarcaba el lugar en ausencias negras. Visiones demacradas en sus ojos, en ese haz de luz que acariciaba al río de sus sueños.Y en el huerto del olvido sus frutos eran recuerdos en hoja de árboles vivos gritando más allá de la presencia.
- Desciendan sueños hasta la orilla de mis párpados y denme la visión de los atardeceres anunciados por el ángel, dame brisa la fortaleza del silencio cuando mi mudez lo grita.
El moho rizado en verdes acariciaba al cristalino líquido, sus chispas se desparramaban en derredor, en alas de humedad en lágrimas sublevadas de aire, rocío.Cuando en su rostro la perpleja luna resplandecía, aun de pie inmóvil ella era oración.Finalmente, el instante progresó en vidas, y el alma de la hechicera regresó a su morada de robles y nogales, a su cama de flores blancas y a su radiante corona de anémonas.El mar de árboles perennes le había entregado su rango y nombre, el bosque desde las estelas de espuma, estrellas en una noche… en donde la lluvia hizo torrente y estanque la flor del río, su amado pedestal le entregó el amor elevado al cielo de un suspiro.
Cerró sus ojos, descanso la pena. El ángel acarició el rostro y tronó la tormenta.Le vería de nuevo. Llovía.En la oscuridad partió el camino, corriendo… salvaje al precipicio. Y se encontraron en un relámpago furtivo. Bastó para que la vida le lloviera lirios. Hoy de nuevo, invisible espíritu la abraza, su amado, desde alma del arroyo en ella es océano, tan verde y transparente como el arco iris que rodea el trono del Altísimo.

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13 enero, 2008

Desenterrada

Negras constelaciones se adueñaron de los espacios, mientras mi vuelo sostenía la respiración en alas, plumas de alabastro azul en un ataúd de sueños. Todo el cuerpo vibró ante el nocturno semblante de la noche, entre las criptas abiertas de los corazones sangrantes, el atardecer roía como una rata, los últimos restos de carne del día.
Nefasto crepúsculo clavado en la cruz del sendero, del bosque de descanso. Aterricé con las piernas quebradas de tanto correr en cielos en donde el vuelo es tempestad.
Donde quedó mi abrigo de seda, dónde están los gusanos trabajadores de mi alma?
Una armada de arañas, caminó sedienta hasta mis pies, alfombrando el recorrido de mis ojos, sus telas comenzaron a forjar la crisálida de la muerte.
Inmóvil, quebrada, loca de espanto.Dónde está el fantasma que socorra mi delirio?. Las risas de árboles sin hojas claudicaron mi razón.
Las arañas eran mi propia mirada perdiéndose en el rincón de los mármoles de tierra, en donde las cuevas de los espectros tienen su morada.

No hay manos que alcancen mi cuerpo sepultado y sin embargo sentí el tirón desde la altura, escarbando sobre mi cabeza, y un jirón de pelo me elevaba… los cuervos, los cuervos… eran mis manos desenterrándome viva de mis propias desolaciones, escribiendo.

El atardecer sobrevuela mis ojos, se incendia en mi cabeza y fulgura la estrella roja en mi frente alumbrando un camino de sombras. Es el signo de mi destino inmortal.
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20 diciembre, 2007

El puente

El puente de piedra es relicario sediento de aguas. Mira! La novia cruza el río!. Su vestido flota entre juncos y nenúfares.

Mientras la observo desde el puente, reúno piedras para el altar, cuarzo, sílice, dibujo fuego en caligrafía perfecta y lo incendio, ese camino traza una estrella, para que corone su frente, mi frente. Si no tatuara el signo, colmillos destrozarían mi esencia arrojándola al verdadero vacío, ese cero que no sirve mas que para metáfora de lo que jamás es. Un sonido de cuernos se escucha, nos llama, desde las llamas, el altar!. Es èl y espera en el río, un espíritu que conozco... es mi sueño el llanto de los ojos que no veo.

Mira! La novia! La corriente la arrebata! Narices respiran alas, vapores se desintegran en el exacto lugar donde nos vimos la primera vez. Aquel puente donde retumba la consonante de tu nombre y mi nombre en el humo, que bebo como torrente...

Mientras ella ahoga su voz profetiza en el pasado, yo conjuro la misma oración en su futuro:
- Vengaré con amor mi muerte, el peor castigo para su lujuria, recordar mi sexo salvaje en el crepúsculo de la noche eterna. Mi cabello entre sus manos arqueando mi espalda, el empuje lobezno, masacrando sus brazos, descargando la furia deseada desde el origen del tiempo puro!

El ardor consume bajo mis manos el agua, entre mis dedos, el puente y el pedernal resplandecen. Ella se pierde, con mi rostro en el cauce profundo. El altar se desangra en versos, es río que la novia lleva en su vestido.

El mismo que hoy, llevo puesto.
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13 diciembre, 2007

Un viejo árbol

Vuelo hacia donde quiero. Intrépido amor se encamina por el espacio yermo y árido, me gusta mojarlo de tormentas. Allí encontré al Antiguo.
- Al escuchar de ti, vine… como Gilgamesh fué al viejo Utnapishtim… Responde: si el miedo al amor vence… que queda?.
- Porque lo preguntas?
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Viejo sarnoso, escapatoria respuesta en interrogación!. Las letras no dichas son una poción que disfruto de beber de los dedos de mis amantes, miedo, temor, locura, amor?. Aquel dolor asesino usó la palma de sus manos como copa, y ebria no detuve el instante. Bebí, desafío de ser inmortal. Curiosidad?. En un instante retorné al abismo del génesis, el frío tumbó mi cuerpo de aliento y luz negra cobijó mi aura, brillante en muertes.
Eterno descender y observar espectros que señalan mi audacia. Con mi daga, los degüello, a todos. Las cabezas ruedan hasta mis pies, sus parásitos babean en la cripta, enroscadas lombrices oscuras, morbosas, con ojos de reptil, me miran… temerosos de la luz, abonan la tierra, yo sigo viva.
-Curiosidad. – dije mirando sus ojos sin pestañas.
- Cuando mueres por amor, y no temes volver a morir, vences al miedo. No temes más, a nada ni a nadie. Es la verdadera libertad de comprender al amor.
- Entonces he vencido, varias veces morì. … Y tú?
- Soy árbol.
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Maldijè mi pregunta. No entendì su respuesta esfingea. Todo tiene que ser crìptico?.. Le iba a preguntar de nuevo, pero, para que lo teòrico? . Desplegué energía y me elevè, no sin antes saludarlo con mi daga…
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Desde el cielo vi su cuerpo florecer.
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06 diciembre, 2007

Fantasmal

He recorrido pretos arrecifes, de costras empinadas, un desfiladero de árboles muertos y cuevas hediondas plagadas de alimañas, seguí la nube de cuervos, bocanadas de azufre y lava, incandescentes memorias vueltas en piedras grabadas con símbolos paganos. Llegué hasta el cementerio de los Elefantes. Sus marfiles una arcada sonriente, ojos mudos orbitando vacíos.
Estoy con mi nocturno turbante, mi capa de fino lino teñido en negro azulado, insignia en la frente… los que me han visto, lo saben.
No se iluminan las sombras a mi paso, me traspasan. Soy un sueño que no descansa. Uno que quedó tumbado en el altar de sacrificios.Hice callar a la Luna y apagó las estrellas, - mi madre sabe de secretos en su cara oculta - Vendé mis ojos para estar ciega. La oscuridad me guió hasta su sepulcro. Los siete demonios escudriñaron transparencias, clavaron aristas, mas no hirieron. Los siete tienen los nombres del recuerdo.
Aquí estoy, en esa vigilia de amantes alados y plumas embarradas de fango pantanoso, atrapada en un temporal de vientos. Sostuve el tiempo. Leí aquella lápida quitándome las mortajas: “Mi alma siempre dirà te amo”. Y la piedra blanca escribiò: Tu fuego quema a tus amantes. Maldición de peregrinaje! Sortilego aliento!. Ellos, mis amantes, escapan, muertos, yo los dejo. Ya son míos, llevan mi marca fantasmal en sus retinas.
Ay! Arista que ruge en mi cuerpo invisible, sal de mi nada, no digas... Calla memorial!... Me han amado!...
Uno, un ángel cayó, transmutando en humano, engaño divino. Dulce engaño que me condujo a las puertas del Cielo. El se quedó en la tierra, hoy a mis pies y... yo... en el medio de un sueño...
leyendo palabras, me quemo.
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29 noviembre, 2007

Recorte

En el indispensable devenir del tiempo, un destino, entre los arcos del verano húmedo, llueve en el sol vacio, cruzo caminos sembrados de fantasmas floridos y disfrazados de bermeja pasiòn. En cornisas sus espátulas navegan, esculpen inscripciones abovedadas en sus vientres erectos y ondulantes, serpentinos en las sombras, dedos yerguen lìvidos en la figura de un viejo mausoleo - me recuerda a esos grandes edificios romanos quebrados por la guerra- desgarrandose en jirones de sensualidad sus estatuas inválidas, decapitadas por los profanadores buscando fortuna, con su desnudez mostrada, no son mas que piedra, y gotean saliva de sus bocas hambrientas y sudor de sus invisibles alas de musgo.

Tan desolado el recorte del horizonte en la piel de la tarde, tiembla, los pàjaros se alimentan, comiendo la sombra de los gusanos y son sombra ignorantes del camino, vuelan con la ceniza del crepúsculo tullido que en las venas fluye, muerto como el andar cansino del aire acurrucado en las flores de plàstico... de los fantasmas que se introducen en el lecho de los ausentes, de los perdidos, de los empantanados en un sexo amante del làtigo y los acarician con promesas.

Con sus gemidos en la piel del peregrino, del que en los laberintos huye hacia mas puertas que no conducen y llegan, al mausoleo decrepito, fatamorgana en los ojos de las hembras, aquellas que saben de los menesteres de las manos y de la vagina, en lo secreto del hombre, y beben de sus càlices, semen, desaforadas, esqueleticas se cubren de carne… y gritan orgìas.
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Negando el corset, desato mi cintura, abro el pecho y late un piar de soles para abanicar la cruda tijera de la lengua, mis senos encajando en los ojos la ribera de tu orilla, mi rostro se llena de colmillos de luna, y con una daga cubro las esculturas de sangre... Impìas impostoras, la dueña de la noche ha llegado. Impostores, que de roca sus penes se vuelvan polvo en mis narices.

Delicioso orgasmo… acaso aquí no puedo hacer lo que me plazca?
Pues, si quieren sufrir, han llegado al lugar exacto.
Acaso no imaginaron el mausoleo y sus formas lujuriosas?
Ilusos, preparen esta noche sus camas…
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22 noviembre, 2007

Remembranza

El cristal estalló en el perfil del silencio.

En aquel entonces mi cuerpo paseaba por el Campo Santo acompañado de lobos. Con la frente en alto y la vanguardia de la luna a mis espaldas, refractó en la niebla mariposas nevadas. Pisaba la tierra como quien pisa el cielo, y en mis manos los colmillos lamían la brisa nacida del corazón, detrás esos dardos que explotaron en la sien, y sembraron ruinas con la palabra desamor. Desmayando...

...detrás el viento. Aullando nombres de fantasmas perdidos en la tormenta, nombres que sacuden alas negras, elevan piedras hasta los confines del cielo, un cielo más negro que la propia mirada de la luna oculta tras los ojos, un abismo, y, sin embargo, un universo...
...sin tumba ni lápida, sin memorias, sin siniestros crucifijos. Ahí estaba. Un guerrero no necesita más sepulcro que su propio corazón.

El ángel de cristal tomó mi sombra, mientras los lobos hacían una ronda infinita, lo salvaje se les hacia agua, lágrima y serenata. Volví el rostro, y entregué la voz en una luz que acosaría sin piedad a los detractores humanos, un fuego me consumía, una espada intima, tan profunda que el abismo se perdía en si mismo, y se reconstruía en la palabra... No existen estrategias cuando el final siempre es el mismo.

El ángel me levantó en sus brazos, y me besó en la boca hasta que entré en su alma.

Pensé, entonces, en la fuerza de la vida, y en el poder de la justicia. En mis pies la luna recitaba una sonatina, mientras astillas nevadas eran alas en mi cuerpo.
Dark Crystal © 2007