17 marzo, 2008

Verde Esplendor

Estaba condicionada por el pasar de los días, por cada uno de ellos. su caminata se dirigía al mismo lugar, a la misma hora.Desde el desgajado peñasco su solitaria figura demarcaba el lugar en ausencias negras. Visiones demacradas en sus ojos, en ese haz de luz que acariciaba al río de sus sueños.Y en el huerto del olvido sus frutos eran recuerdos en hoja de árboles vivos gritando más allá de la presencia.
- Desciendan sueños hasta la orilla de mis párpados y denme la visión de los atardeceres anunciados por el ángel, dame brisa la fortaleza del silencio cuando mi mudez lo grita.
El moho rizado en verdes acariciaba al cristalino líquido, sus chispas se desparramaban en derredor, en alas de humedad en lágrimas sublevadas de aire, rocío.Cuando en su rostro la perpleja luna resplandecía, aun de pie inmóvil ella era oración.Finalmente, el instante progresó en vidas, y el alma de la hechicera regresó a su morada de robles y nogales, a su cama de flores blancas y a su radiante corona de anémonas.El mar de árboles perennes le había entregado su rango y nombre, el bosque desde las estelas de espuma, estrellas en una noche… en donde la lluvia hizo torrente y estanque la flor del río, su amado pedestal le entregó el amor elevado al cielo de un suspiro.
Cerró sus ojos, descanso la pena. El ángel acarició el rostro y tronó la tormenta.Le vería de nuevo. Llovía.En la oscuridad partió el camino, corriendo… salvaje al precipicio. Y se encontraron en un relámpago furtivo. Bastó para que la vida le lloviera lirios. Hoy de nuevo, invisible espíritu la abraza, su amado, desde alma del arroyo en ella es océano, tan verde y transparente como el arco iris que rodea el trono del Altísimo.

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