20 diciembre, 2007

El puente

El puente de piedra es relicario sediento de aguas. Mira! La novia cruza el río!. Su vestido flota entre juncos y nenúfares.

Mientras la observo desde el puente, reúno piedras para el altar, cuarzo, sílice, dibujo fuego en caligrafía perfecta y lo incendio, ese camino traza una estrella, para que corone su frente, mi frente. Si no tatuara el signo, colmillos destrozarían mi esencia arrojándola al verdadero vacío, ese cero que no sirve mas que para metáfora de lo que jamás es. Un sonido de cuernos se escucha, nos llama, desde las llamas, el altar!. Es èl y espera en el río, un espíritu que conozco... es mi sueño el llanto de los ojos que no veo.

Mira! La novia! La corriente la arrebata! Narices respiran alas, vapores se desintegran en el exacto lugar donde nos vimos la primera vez. Aquel puente donde retumba la consonante de tu nombre y mi nombre en el humo, que bebo como torrente...

Mientras ella ahoga su voz profetiza en el pasado, yo conjuro la misma oración en su futuro:
- Vengaré con amor mi muerte, el peor castigo para su lujuria, recordar mi sexo salvaje en el crepúsculo de la noche eterna. Mi cabello entre sus manos arqueando mi espalda, el empuje lobezno, masacrando sus brazos, descargando la furia deseada desde el origen del tiempo puro!

El ardor consume bajo mis manos el agua, entre mis dedos, el puente y el pedernal resplandecen. Ella se pierde, con mi rostro en el cauce profundo. El altar se desangra en versos, es río que la novia lleva en su vestido.

El mismo que hoy, llevo puesto.
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Dark Crystal © Copright 2007

13 diciembre, 2007

Un viejo árbol

Vuelo hacia donde quiero. Intrépido amor se encamina por el espacio yermo y árido, me gusta mojarlo de tormentas. Allí encontré al Antiguo.
- Al escuchar de ti, vine… como Gilgamesh fué al viejo Utnapishtim… Responde: si el miedo al amor vence… que queda?.
- Porque lo preguntas?
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Viejo sarnoso, escapatoria respuesta en interrogación!. Las letras no dichas son una poción que disfruto de beber de los dedos de mis amantes, miedo, temor, locura, amor?. Aquel dolor asesino usó la palma de sus manos como copa, y ebria no detuve el instante. Bebí, desafío de ser inmortal. Curiosidad?. En un instante retorné al abismo del génesis, el frío tumbó mi cuerpo de aliento y luz negra cobijó mi aura, brillante en muertes.
Eterno descender y observar espectros que señalan mi audacia. Con mi daga, los degüello, a todos. Las cabezas ruedan hasta mis pies, sus parásitos babean en la cripta, enroscadas lombrices oscuras, morbosas, con ojos de reptil, me miran… temerosos de la luz, abonan la tierra, yo sigo viva.
-Curiosidad. – dije mirando sus ojos sin pestañas.
- Cuando mueres por amor, y no temes volver a morir, vences al miedo. No temes más, a nada ni a nadie. Es la verdadera libertad de comprender al amor.
- Entonces he vencido, varias veces morì. … Y tú?
- Soy árbol.
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Maldijè mi pregunta. No entendì su respuesta esfingea. Todo tiene que ser crìptico?.. Le iba a preguntar de nuevo, pero, para que lo teòrico? . Desplegué energía y me elevè, no sin antes saludarlo con mi daga…
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Desde el cielo vi su cuerpo florecer.
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Dark Crystal © Copyright 2007

06 diciembre, 2007

Fantasmal

He recorrido pretos arrecifes, de costras empinadas, un desfiladero de árboles muertos y cuevas hediondas plagadas de alimañas, seguí la nube de cuervos, bocanadas de azufre y lava, incandescentes memorias vueltas en piedras grabadas con símbolos paganos. Llegué hasta el cementerio de los Elefantes. Sus marfiles una arcada sonriente, ojos mudos orbitando vacíos.
Estoy con mi nocturno turbante, mi capa de fino lino teñido en negro azulado, insignia en la frente… los que me han visto, lo saben.
No se iluminan las sombras a mi paso, me traspasan. Soy un sueño que no descansa. Uno que quedó tumbado en el altar de sacrificios.Hice callar a la Luna y apagó las estrellas, - mi madre sabe de secretos en su cara oculta - Vendé mis ojos para estar ciega. La oscuridad me guió hasta su sepulcro. Los siete demonios escudriñaron transparencias, clavaron aristas, mas no hirieron. Los siete tienen los nombres del recuerdo.
Aquí estoy, en esa vigilia de amantes alados y plumas embarradas de fango pantanoso, atrapada en un temporal de vientos. Sostuve el tiempo. Leí aquella lápida quitándome las mortajas: “Mi alma siempre dirà te amo”. Y la piedra blanca escribiò: Tu fuego quema a tus amantes. Maldición de peregrinaje! Sortilego aliento!. Ellos, mis amantes, escapan, muertos, yo los dejo. Ya son míos, llevan mi marca fantasmal en sus retinas.
Ay! Arista que ruge en mi cuerpo invisible, sal de mi nada, no digas... Calla memorial!... Me han amado!...
Uno, un ángel cayó, transmutando en humano, engaño divino. Dulce engaño que me condujo a las puertas del Cielo. El se quedó en la tierra, hoy a mis pies y... yo... en el medio de un sueño...
leyendo palabras, me quemo.
Dark Crystal © 2007